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Post al azar
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NOTICIAS TUNEADAS

Poder impotente


30 agosto 2009

« sin comentarios»

La señorita Mía cotilleaba animadamente por teléfono, siempre con la precaución de dejar sus piernas abiertas de par en par, cuando míster P.I. irrumpió en la oficina. Los ojos recién llegados del jefe ascendieron con libidinosa parsimonia por las extremidades desnudas de su secretaria, mientras ella se despedía de su amiga, retocaba el maquillaje y tomaba la agenda para anotar las primeras órdenes de la semana.

- Escribe una declaración de amor en mi nombre a la señora Pardo y envía luego un anónimo a su esposo, revelando que me acuesto con ella -la señorita Mía presintió que se avecinaba una nueva guerra comercial contra el señor Pardo, eterno rival de míster P.I.-. Escoge luego un ramo de flores para mi mujer. Pero no olvides añadir los narcóticos inhalables

La señorita Mía adoptó una posición cómoda para recibir la nalgada tradicional, y como cada mañana esperó a que míster P.I. se encerrara en su oficina a contemplarse las uñas en silencio.

A las once en punto, míster P.I. se dirigió con inspirada premura al prostíbulo de la calle O'Higgins. Tras hojear el catálogo minuciosamente, eligió una sesión de autorecriminaciones y llanto desconsolado. Corredores de bolsa de todo el mundo quedaron pendientes de un orgasmo que finalmente los sacara de la recesión. Aunque tampoco fue posible esta vez.

De regreso al rascacielos que alberga su emporio, míster P.I. dejó escapar un bostezo que desencadenó el pavor entre los seis mil empleados apretujados dentro del edificio. El magnate escuchó animado el trote desesperado por los pasillos y la taquicardia de las máquinas de fax. Por fortuna, el presidente del Gobierno se disculpó personalmente por el incidente, que no trajo mayores consecuencias. Míster P.I. tomó entonces su cuaderno verde para planificar el siguiente fin de semana.



Superhéroe


25 agosto 2009

« 1 comentario»

De noche se transforma en un escritor vanguardista, que reta con verbo inédito a la tertulia literaria y con versos audaces emociona a su cohorte de principiantes deslumbrados. A la mañana siguiente, despierta en la parte vieja de la ciudad como un modesto empleado de oficina.



Ofertas de verano


21 agosto 2009

« 4 comentarios»

Inténtalo. Camina más de cien metros. Vamos te acompaño. No, no te detengas, al menos hasta la próxima valla. ¿Lo sientes? Necesitas una cerveza, ¿verdad? ¿Cuántos años has pasado sin recorrer tal distancia a pie? En el supermercado te apoyas inconscientemente en el carro de la compra, por eso no te percatas de tu estado. Un caso típico: cada día desciendes en el ascensor hasta el garaje, tomas el coche, pasas ocho horas sentado en la oficina, y de noche regresas a tumbarte frente al televisor. Las piernas han perdido la costumbre de sostener a tu cuerpo. Ahora notas que te falta el equilibrio y no puedes controlar el resuello. Nosotros podemos ayudarte. En menos de un año andarás con facilidad mayores distancias. Te enseñamos a caminar por sólo un euro al día. ¿Te animas? Aquí tienes nuestra dirección y teléfonos de contacto? Diez mil nuevos estudiantes se gradúan cada año en nuestra academia. Te esperamos, ¿vale?

- Señor, señor, ¿dispone de un minuto?



Tradiciones


20 agosto 2009

« 2 comentarios»

El temor crece mientras corre, aumenta con cada zancada; la vista fija en la salida, la mente, en la distancia a la próxima traviesa: el pie debe pisar en el centro para no resbalar. A la mitad del túnel, el miedo comienza a ceder terreno a la esperanza: alcanzar a tiempo el otro extremo.

A unos cien metros del final escucha el pitido del tren. Pisa en el centro, pisa en el centro. De un salto alcanza a salvo el refugio del barranco, justo cuando la locomotora está a punto de penetrar en el agujero de la montaña. Agradece al cielo azul tendido sobre la hierba, ante la atónita mirada de los conductores iracundos y los asombrados viajeros de los primeros vagones.

Los vecinos del pueblo aplauden alborozados desde el promontorio que domina la vía férrea. El corredor responde con los brazos en alto, en señal de victoria. Luego agasajan al anciano que, como cada año, disparó su escopeta en el momento preciso para que se iniciara la carrera. Junto a los rieles, el corredor también le agradece, con la mano en el corazón. Tras la emocionada celebración, regresan al bar del pueblo, enfrascados en la inevitable comparación con las pruebas de años anteriores.



Lecturas estivales


16 agosto 2009

« 4 comentarios»

-Así no puede entrar a la piscina -gritó el encargado.

Revisé sorprendido mi atuendo, en busca de la causa de tal alboroto ¿Serían los anchos y cortos shorts estilo Hicham El Guerrouj calados hasta sobrepasar la altura del ombligo, o la distendida camiseta que sólo cubría la parte superior de mi estómago cervecero, o las chanclas con aspecto de queso rosado que tomé prestadas a mi mujer durante la apresurada partida para evitar que los niños desataran su furia dentro de los 34 metros cuadrados de nuestro piso, o mi casiotrón del 74 aún en funcionamiento, o el monumento a Shrek erigido sobre mi gorra? Temí por un instante que se hubiese esfumado uno de los pocos logros sociales que hemos alcanzado en los últimos treinta años: el derecho a hacer el ridículo en público. Pero el propio encargado me devolvió la tranquilidad señalando con su felpudo dedo índice el libro de Joyce bajo mi brazo.

- Una ordenanza prohibe la entra del Ulises a las piscinas municipales -sentenció.

Mi reacción fue un tanto obvia: ¿por qué? Aunque su repuesta resultó demasiado retórica:

-¿Sabía que esta obra ha sido acusada de inmoral, hasta el punto de que aún hoy se cuestiona su publicación?

Me limité a asentir con la cabeza, juntando las cejas para enfatizar mi persistente desconcierto. Pero el encargado continuó impasible.

- No comprendo cómo la gente puede resultar tan caprichosa. Está prohibido imprimir este libro en papel de menos de 150 gramos, para que el peso de sus 900 páginas dificulte la transportación a lugares públicos. Sin embargo -prosiguió-, cada semana detenemos a cientos de exhibicionistas que intentan colarnos algún ejemplar. ¿Qué pretenden demostrar? -me interrogó elevando airado el tono de voz.

Temeroso del escándalo público que se avecinaba y presa ya del pánico que me provoca perder el contacto visual con mis hijos, le pasé la copia pirata de "Pretty Woman" que reservo para casos extremos. El encargado revisó con discreción la carátula del DVD, y visiblemente satisfecho me aconsejó que me colocara en un sitio donde no llamase mucho la atención.

- Lo cierto es que los niños nunca me dejan tiempo para leer -respondí agradecido.



Meditada declaración


15 agosto 2009

« sin comentarios»

No publicar en el blog es tan adictivo como publicar.


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