-Un momento....
-¿Qué lee?
-"El Proceso", de Kafka, ¿lo conoce?
-No lo he leído, pero mi hermana lo estudió para la oposición.
-¡Qué curioso! ¿Trabajará en alguna oficina?, su hermana...
-Si, en el juzgado. ¿No le distrae el tráfico?
-¿De la lectura? Nooo. Yo coloco el libro sobre el volante, y sólo esporádicamente aparto la vista de sus páginas, ante alguna emergencia, o cuando detecto algún novato cerca.
-Veo que tiene un gran poder de concentración. Muy pocos logran leer y conducir al mismo tiempo.
-Depende mucho del autor. Con Kafka lees y alzas la vista cada cierto tiempo, para meditar. Es la lectura ideal para travesías. En los atascos debes escoger libros más ligeros, como "El Código Da Vinci", por ejemplo. ¿Usted no lee?
-Nosotros debemos prestar atención constante a la vía porque nos exigen cobrar un número de multas muy elevado cada día.
-Había escuchado algo al respecto, y le confieso que resulta abusiva esa actitud de los ayuntamientos.
-En ocasiones roza lo absurdo. Este semana nos han ordenado multar a los que sorprendamos conduciendo hacia un hospital público. ¿Se da cuenta? Carece de todo sentido. La mayoría prefiere arriesgarse. La salud privada es mucho más cara que una multa, la cual puedes hasta recurrir.
-Yo haría lo mismo, la verdad...
-En el "Permiso de circulación para tramos en obras" no consta su grupo sanguíneo.
-¡Ah! No sabía que fuera necesario. Mi grupo es el AA.
-¡Humm! A los de ese grupo les está prohibido circular por la M-30.
-¿Por qué?
-Es por su seguridad. En caso de accidente, si se requiriera una transfusión, el personal paramédico que atienden esta zona no dispone de ese tipo de sangre, por lo que su vida correría grave peligro.
-Pero esa no es mi responsabilidad. Yo cotizo puntualmente a la seguridad social. Lo menos...
-Usted paga sus impuestos en metálico, pero ¿dona sangre regularmente?
.No, pero...
-El egoísmo ciudadano alcanza cada día niveles alarmantes. Por eso, muchas voces se alzan actualmente a favor de un impuesto en especies, para suplir las carencias sociales que no puede cubrir el impuesto en metálico.
-Perdone, pero yo nunca podré comprender esos argumentos.
-Lo siento mucho. Debo multarle. Le advierto que la multa asciende a 200 euros.
-¡200 euros! No puede ser. No puedo darme el lujo de pagar esa multa...
-Cálmese.
-Soy un simple emparejador de patillas, aspirante a peluquero...
-No se desespere.
-No puedo pedir siquiera ayuda a mi familia de esquiladores, yo soy el que mejor posición tiene y, aún así, el dinero no me alcanza porque debo mantener a mis tres hijos y a las ovejas de mi padre.
-Escuche, no se atormente. Recurra luego la multa.
-Pero, y si fallaran en mi contra.
-No piense eso. Yo le puedo recomendar a un entrenador de ciclismo de mi entera confianza. Él le cambia la sangre en un santiamén, luego se somete a los exámenes reglamentarios y le eximirán de pagar en cuanto comprueben que el tipo sanguíneo que porta en ese momento está permitido en esta zona.
-Siempre pagamos los mismos.
-No sea pesimista. Los políticos, si se a ellos se refiere, también deben renunciar a mucha cosas para triunfar en su carrera.
-Vale. Ponga usted la multa que ya veré yo luego cómo me las arreglo.
-Aquí tienes sus documentos.
-Gracias, ¡adiós!
-Hasta luego...escuche como suena su teléfono.
-Oigo...
-Buen viaje.
-Pero esa no es mi responsabilidad. Yo cotizo puntualmente a la seguridad social. Lo menos...
-Usted paga sus impuestos en metálico, pero ¿dona sangre regularmente?
.No, pero...
-El egoísmo ciudadano alcanza cada día niveles alarmantes. Por eso, muchas voces se alzan actualmente a favor de un impuesto en especies, para suplir las carencias sociales que no puede cubrir el impuesto en metálico.
-Perdone, pero yo nunca podré comprender esos argumentos.
-Lo siento mucho. Debo multarle. Le advierto que la multa asciende a 200 euros.
-¡200 euros! No puede ser. No puedo darme el lujo de pagar esa multa...
-Cálmese.
-Soy un simple emparejador de patillas, aspirante a peluquero...
-No se desespere.
-No puedo pedir siquiera ayuda a mi familia de esquiladores, yo soy el que mejor posición tiene y, aún así, el dinero no me alcanza porque debo mantener a mis tres hijos y a las ovejas de mi padre.
-Escuche, no se atormente. Recurra luego la multa.
-Pero, y si fallaran en mi contra.
-No piense eso. Yo le puedo recomendar a un entrenador de ciclismo de mi entera confianza. Él le cambia la sangre en un santiamén, luego se somete a los exámenes reglamentarios y le eximirán de pagar en cuanto comprueben que el tipo sanguíneo que porta en ese momento está permitido en esta zona.
-Siempre pagamos los mismos.
-No sea pesimista. Los políticos, si se a ellos se refiere, también deben renunciar a mucha cosas para triunfar en su carrera.
-Vale. Ponga usted la multa que ya veré yo luego cómo me las arreglo.
-Aquí tienes sus documentos.
-Gracias, ¡adiós!
-Hasta luego...escuche como suena su teléfono.
-Oigo...
-Buen viaje.
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