El temor crece mientras corre, aumenta con cada zancada; la vista fija en la salida, la mente, en la distancia a la próxima traviesa: el pie debe pisar en el centro para no resbalar. A la mitad del túnel, el miedo comienza a ceder terreno a la esperanza: alcanzar a tiempo el otro extremo.
A unos cien metros del final escucha el pitido del tren. Pisa en el centro, pisa en el centro. De un salto alcanza a salvo el refugio del barranco, justo cuando la locomotora está a punto de penetrar en el agujero de la montaña. Agradece al cielo azul tendido sobre la hierba, ante la atónita mirada de los conductores iracundos y los asombrados viajeros de los primeros vagones.
Los vecinos del pueblo aplauden alborozados desde el promontorio que domina la vía férrea. El corredor responde con los brazos en alto, en señal de victoria. Luego agasajan al anciano que, como cada año, disparó su escopeta en el momento preciso para que se iniciara la carrera. Junto a los rieles, el corredor también le agradece, con la mano en el corazón. Tras la emocionada celebración, regresan al bar del pueblo, enfrascados en la inevitable comparación con las pruebas de años anteriores.
A unos cien metros del final escucha el pitido del tren. Pisa en el centro, pisa en el centro. De un salto alcanza a salvo el refugio del barranco, justo cuando la locomotora está a punto de penetrar en el agujero de la montaña. Agradece al cielo azul tendido sobre la hierba, ante la atónita mirada de los conductores iracundos y los asombrados viajeros de los primeros vagones.
Los vecinos del pueblo aplauden alborozados desde el promontorio que domina la vía férrea. El corredor responde con los brazos en alto, en señal de victoria. Luego agasajan al anciano que, como cada año, disparó su escopeta en el momento preciso para que se iniciara la carrera. Junto a los rieles, el corredor también le agradece, con la mano en el corazón. Tras la emocionada celebración, regresan al bar del pueblo, enfrascados en la inevitable comparación con las pruebas de años anteriores.
2 opiniones inteligentes:
Comrpuebo con agrado que, después de un periodo de inactividad bloguera, has incluido ya varias entradas esta semana. De lo cual me alegro.
Un abrazo,
Ramón
Saludos, compañero:
Hacía tiempo que no leía algo tuyo, veo que estas últimas semanas te prodigas más.
También por mi parte, tuve que hacer una breve parada, pero ya estamos por aquí de nuevo.
Como siempre, disfruto mucho de tu estílo y contenido de tus escritos.
Un saludo afectuosos.
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