Han dejando en el buzón otro inquietante anónimo. Esta vez se trata de una oferta de productos de limpieza: si compro tres sólo debo pagar dos. ¿Quién andará detrás de estos premeditados acosos cotidianos?
Noticias tuneadas en Twitter (4)
Aquí está la lista de los titulares (ligeramente tuneados) que hemos enviados a Twitter durante las últimas semanas
- Tendencias: el divorcio deja de estar a la moda, ahora se imponen las órdenes de alejamiento.
- El Corte Inglés propone la celebración del día del banquero.
- El Consejo de los Mundos marciano pospone la conquista de la tierra hasta que rebasemos la crisis.
- Antropólogos neozelandeses demuestran que el becario es el eslabón perdido entre el hombre común y el funcionario.
- El Papa confiesa al L'Osservatore Romano que los condones le resultan muy incómodos.
- Revelan conspiración de los discapacitados para dominar el mundo.
- Paleontólogos oscenses descubren en un bazar chino la piruleta más antigua del mundo, con fecha de caducidad en el paleolítico superior.
- Llega el carné por puntos al Dakar.
- Delincuentes salen a protestar a la calle porque sus jefes les obligan a trabajar doble jornada para aprovechar la huelga de jueces.
- Milagro: Descubren imagen de una hamburguesa en acuarela del siglo XVIII con motivos religiosos.
- Rex acusado de violación. Me trató como a una perra, declaró la víctima, una joven actriz de reparto.
Los invito a seguir mi cuenta en Twitter (Serio Y. Pérez) o, si lo prefieren, agregarla a su lector de feeds.
Les dejo el enlace a entradas relacionadas con esta:
Noticias tuneadas en Twitter (3).
Noticias tuneadas en Twitter (2).
Noticias tuneadas en Twitter.
Patrocinado por Sábado literario y SeaSirens
El don de una palabra
En lo profundo de mi cerebro se ha enconado una palabra. A la caída del sol, suele bajar hasta la punta de la lengua, pero se esconde en cuanto intento pronunciarla. De noche, mientras ella reposa, yo no logro conciliar el sueño, porque me falta justo ese vocablo para completar una frase. Las ecografías se suceden sin que el doctor logre escucharla. El hipnotizador de cabecera concluyó que no se trata de una palabra de mi infancia. Los poetas consultados aseguran que me adaptaré a vivir sin ella. Mi insensible jefe se niega a aceptar la baja médica por: un poco de cerumen atorado. En casa todo está patas arriba, hasta yo, y los niños se burlan al verme con la cabeza hacia abajo, intentando que la palabra descienda por su propio peso. Mi esposa confía ciegamente en una terapia de orgasmos enfocados, que le sugirió una amiga de toda confianza. Mi abuela sólo pregunta por la última vez que entré al baño. Lo peor es la masa de creyentes que pernocta frente a casa, con toda su fe puesta en que mi palabra salve a la humanidad, o al menos a ellos. Los de la tele han ofrecido millones para que la revele durante una retransmisión en directo, pero de qué vale el dinero si una palabra no te deja disfrutar de la vida. Cada día los medios se inventan una nueva noticia sobre mi vocablo. En San Valentín los comerciantes vendieron la palabra amor, como si fuera mía. Filósofos, políticos y timadores se frotan las manos; en mi boca han puesto todos los términos posibles, desde dios hasta certidumbre. En el televisor sólo encuentro programas de participación que premian palabras probables y aprobables, enviadas por sms; excepto en el canal de historia, cuyos reportajes versan sobre vocablos célebres, nunca dichos o que cambiaron el mundo. La historia de esta palabra parece no tener fin, crece y crece por día; me pregunto hasta cuándo tú podrás soportarla.
El gerente
Los jóvenes de hoy no valen nada. En mi época hacíamos lo imposible por hacernos notar. He llegado hasta aquí porque lo he dado todo a la empresa: mi tiempo, mi felicidad; pero he triunfado. Poseo una esposa de belleza envidiable, apresada entre tarjetas de crédito infinito. No confío en ella, faltaría más, pero la exhibo a mi antojo. Poseo una hija encantadora, cuyo cariño consigo con regalos más caros cada día, ¿qué más puedo hacer?, así es el mundo en que vivimos.
Cuando comencé en la empresa descubrí al instante que sólo se salvan los que tienen carácter, los que imponen su opinión. Mostrar mi valor fue la primera inversión que hice en la vida. Es arriesgado, pero no existe otro camino hacia el ascenso. Es tan simple, además. Los jefes tenemos un único método para distinguir a los que valen: humillándolos. Sólo la milésima parte de los empleados sabe responder a esta prueba. Mira la nueva chica, lo ha tenido todo en la vida: educación, seguridad, una belleza de ardilla silvestre que me recuerda a mi esposa inaccesible. Pero es incapaz de apostar por su futuro. Trae con sumisión el café hasta mi mesa, como la mayoría. Sin embargo, no tiene nada que perder: puede darse el lujo de escoger dónde trabajar. En mi época esto era imposible. Recuerdo que escupía cada mañana en el café de don Gervacio. Era la única forma de calmar mi ira. Pero estos jóvenes de hoy no son capaces ni de eso.
Dos opiniones sobre el mismo Café
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Por incompatibilidad laboral, urge vender personalidad alegre, prácticamente sin usar; ideal para tratar a familiares y amigos. Acepto trueque por alma de triunfador nato o una cantidad equivalente de maldad. Contactar en horario de oficina a tu compañero de trabajo más cercano. Abstenerse vendedores de manuales de autoayuda.
Google no me ha sobornado, sólo se trata de un Sábado literario.
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