Cada noche dejo la página escrita sobre la mesa y amortiguo el ruido de la puerta al cerrarse para no ahuyentar al fantasma de Wilde que corrige el manuscrito mientras duermo. Como desconfío de su sutil ironía, a la mañana siguiente rechazo porfiado los cambios. Sin embargo, aunque logro juntar las palabras en formas cada vez más parecidas a la literatura, en la tertulia de los sábados crecen los rumores sobre mi imitación de Wilde. Cómo explicarles, sin herir su sensibilidad de oyentes de textos inéditos, que no persigo la gloria que ellos me ofrecen, que yo escribo para el fantasma de Wilde.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 opiniones inteligentes:
Es que el fantasma de Wilde tiene que ser muy travieso y dificil de meter en vereda.
Encantado de volver a leerte Serio
Se extrañaba la fina ironía, me alegro volver a leer algo tuyo.
Un saludo cariñoso.
!!!Que bien!!! Has vuelto.
Que contenta estoy.
Aunque sea para el fantasma, escribe de vez en cuando que te echamos mucho de menos.
Un besito
Hola ¿qué tal?
Estoy leyéndote de nuevo y me gusta tu forma de escribir. Si tienes a Wilde de tu parte, ya puedes estar tranquilo, es uno de los mejores escritores-fantasma que conozco. Ya sabía yo que este Wilde no se rendía tan fácil.
Un abrazo y enhorabuena por tus letras.
Gracias a ustedes por estar al otro lado, o sea a mi lado.
Abrazos
Publicar un comentario