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NOTICIAS TUNEADAS

El finalito del princi Pito (XI)


27 enero 2008

El segundo piso estaba habitado por un político de la oposición:
Ah! ¡Ah! ¡He aquí la visita de uno de nuestros votantes -exclamó desde lejos el político tan pronto como vio al princi Pito.
Porque, para los políticos, los otros hombres son posibles votantes.
-Buenos días -dijo el princi Pito-. Usted porta un pizarrón muy gracioso.
-No es un pizarrón. Es una pancarta para manifestarnos en contra del gobierno. Empleamos el material de un pizarrón para poder cambiar con facilidad nuestras consignas -le explicó el político-. En política varían muy rápido las posiciones que defendemos. El objetivo fundamental es oponernos al gobierno. Desgraciadamente no podemos borrar con tanta facilidad las opiniones de nuestros militantes. Por eso no conseguimos muchos asistentes a las manifestaciones y nos vemos obligados a añadir algunos ceros al número de participantes.
-¿Ah, sí? -interrumpió el princi Pito temeroso de que el improvisado discurso se extendiera en demasía y, al mismo tiempo, sorprendido de que el político siempre se expresara en plural, a pesar de estar totalmente solo.
-Si te sientes inconforme con tus condiciones y medios de vida, lo más relajante es gritar "Presidente dimisión" -le aconsejó el político.
El princi Pito gritó con entusiasmo. El político le entregó la pancarta (nunca un dirigente porta los carteles ni hace el trabajo sucio que corresponde a las masas) y luego saludó a un público imaginario adoptando la estudiada pose de humilde defensor de los derechos colectivos.
"Esto es más entretenido que la visita al rey", se dijo a sí mismo el princi Pito. Y gritó algunas arengas de su propia inspiración. El político inclinó la cabeza ante su etéreo público.
Después de cinco minutos el princi Pito se cansó de la monotonía del juego.
-¿Qué hay que hacer para que un político diga lo que realmente piensa?
Pero el político no lo oyó. Los políticos sólo escuchan lo que les conviene.
-¿Nos votarás en las próximas elecciones? -preguntó al princi Pito.
-¿Cómo podría estar seguro que cumplirán sus promesas?, o ¿cómo darme cuenta si sus propuestas son cambios tan insignificantes que no mejorarán realmente mis condiciones de vida?
-¿Te va bien con los actuales planes del gobierno? ¿Han mejorado o empeorados tus condiciones de vida?
-¡Pero ustedes tampoco lo cambiarán!
-Vamos, son unos pocos años -aclaró el político-. Si te cansas puedes votar luego a los actuales gobernantes. Al menos te ofrecemos la esperanza de un cambio y averiguar por ti mismo si funciona.
-Es cierto -afirmó el prici Pito-. Luego de unos pocos años en el poder serán contratados como asesores con sueldos millonarios. Al menos ustedes lo consiguen.
Y el princi Pito se fue.
"Los políticos son ciertamente muy extraños: intentan convencer de los embustes más evidentes con espeluznante naturalidad. Y hasta lo consiguen", se dijo a sí mismo durante el viaje.

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