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El finalito del princi Pito (XII)


31 enero 2008

El piso siguiente estaba habitado por una célebre cantante de pop. Esta visita fue muy corta, pero le permitió al princi Pito conocer de primera mano cómo se convive con el éxito.
-¿Eres un paparazzi? -le preguntó la cantante, que se encontraba sentada en silencio ante una colección de jeringuillas de diseño usadas, los más disímiles polvos y exóticas formas de presentar el alcohol.
-Ojalá lo fuera -respondió el princi Pito- ¿Qué haces aquí?
-Gasto mi inmensurable tiempo libre.
-¿Estás en el paro? -preguntó muy interesado el princi Pito.
-¿Acaso no me conoces?. Yo grabé un disco de éxito hace dos años. Desde entonces vivo de su comercialización. Este mes estreno fama en China. En el resto del mundo los vendedores de politonos y cobradores del canon digital se encargan de repletar mi cuenta bancaria.
-Yo estaría de mejor ánimo, si guardara tanto dinero -sentenció el princi Pito, intentando adoptar la apariencia de un psicoanalista de lujo.
-Nosotros, los músicos de moda somos indigentes entre los multimillonarios. Esos primeros millones, que nos caen de golpe en la cartera, no nos alcanzan para comprar aviones, palacios, ni llevar el ritmo de gastos de los verdaderos ricos: los dueños de todo -tomó un respiro para catar el whisky de una botella con forma fálica y regalarle una mirada al vacío-. Un día amanecemos como seres superiores ante miles, millones de fans, que se contorsionan en ataques de histeria colectiva. Eso nos hace sentir como dioses. Y como dioses nos presentamos a las fiestas de los amos del mundo y descubrimos que, para ellos, somos sólo los bufones de turno.
-Muy útil tu información. ¿Tienes idea de cuántos discos necesitó vender Julio Iglesias antes de dejar de mirar hacia arriba y poder observar sobre su hombro al resto de la humanidad?
-La felicidad está mucho más allá de poder pagar un piso y tener una pensión asegurada durante la vejez -filosofó la cantante sin dejar de vigilar el vacío.
-Nadie duda de cuan lejos esos polvos consiguen transportar tus pensamientos -replicó al instante el princi Pito.
-Mi terror es despertar en la piel de una persona común.
Y el princi Pito se marchó sin escuchar el resto de la diatriba de la cantante, que en realidad hablaba a una de las manchas ondulante ante sus ojos, asumiendo que esta sería el niño.
"Comienzan a gustarme las personas mayores. Son muy divertidas", se dijo a si mismo el princi Pito durante el viaje.


Continuará...
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Based on a work at Minima Black de Douglas Bowman para Blogger.