Apenas despertó, el más famoso de los escritores fantasma revisó el buzón de entrada de su cuenta de correo electrónico. Al leer el asunto del primer mensaje en la lista: "Te prometo que esta será la última vez", el célebre Negro supo que sólo podría haberlo enviado su vieja amiga J.K. Rowling:
"Muy Negro mío, Te ruego me escribas algo a medio camino entre una novela y tu último genial relato breve, el que subastamos. Si es posible, por favor, que el protagonista sea uno de los personajes secundarios de la saga, porque estoy harta del petulante de las gafas. Espero ansiosa tu llamada. Cariños, Jo"
El Negro respondió con el tono evasivo que acostumbra a usar para estos casos:
"Querida Jo, Insistiré hasta el hastío en que tu próximo paso debe ser una serie de dibujos animados. Sería muy lamentable para tu exitosa carrera que satures al público con historias novedosas. Te llamo la próxima semana. Un abrazo a Neil y muchos besos a los niños. Te quiere, E.N."
Pulsó el botón de enviar y borró sin leer los doce mensajes siguientes, firmados por Dan Brown, quien es considerado un spammer en el mundillo de los autores negros. Al eliminar los correos no deseados, se alegró de pronto la sufrida mañana del Negro, cuando ascendió desde la siguiente página hasta el final de la lista, un mensaje de Britney Spears. El Negro adora las faltas de ortografía y la sincera idiotez de Britney.
"Ne, te juro por la santísima que me mato si no me escribes una nueva personalidad, que ya no soporto el papel de loca, joder, que hasta de virgen me iba mejor, porfa, trata de que me alquilen otros niños que estos son insoportables, sí ya sé que el público se escandaliza, pero podemos decir que sometimos a estos a cirugía estética, a nadie se le ha ocurrido antes, ¿verdad?"
El Negro respondió al apresurado mensaje con algunas frases consoladoras, convencido que ella misma olvidaría lo que escribió dentro de poco tiempo. Y aún con la sonrisa en los labios, borró el correo de Britney.
Sólo entonces sintió como le temblaron las piernas al descubrir al final de la lista de mensajes un reporte de ventas de su recién publicada novela. La primera obra impresa bajo su firma, su oportunidad de escapar del subterráneo mundo de los autores sin nombre propio. Sin atreverse aún a leer la noticia, se levantó a preparar un café. Regresó al ordenador con la taza humeante en una mano y con la mano libre presionó el ratón para abrir el mensaje: cien ejemplares vendidos en un mes; un estrepitoso fracaso que lo traería de vuelta al oscuro mundo de los autores fantasma, de los que envidian el éxito de los escritores de best sellers.
El Negro respondió con el tono evasivo que acostumbra a usar para estos casos:
"Querida Jo, Insistiré hasta el hastío en que tu próximo paso debe ser una serie de dibujos animados. Sería muy lamentable para tu exitosa carrera que satures al público con historias novedosas. Te llamo la próxima semana. Un abrazo a Neil y muchos besos a los niños. Te quiere, E.N."
Pulsó el botón de enviar y borró sin leer los doce mensajes siguientes, firmados por Dan Brown, quien es considerado un spammer en el mundillo de los autores negros. Al eliminar los correos no deseados, se alegró de pronto la sufrida mañana del Negro, cuando ascendió desde la siguiente página hasta el final de la lista, un mensaje de Britney Spears. El Negro adora las faltas de ortografía y la sincera idiotez de Britney.
"Ne, te juro por la santísima que me mato si no me escribes una nueva personalidad, que ya no soporto el papel de loca, joder, que hasta de virgen me iba mejor, porfa, trata de que me alquilen otros niños que estos son insoportables, sí ya sé que el público se escandaliza, pero podemos decir que sometimos a estos a cirugía estética, a nadie se le ha ocurrido antes, ¿verdad?"
El Negro respondió al apresurado mensaje con algunas frases consoladoras, convencido que ella misma olvidaría lo que escribió dentro de poco tiempo. Y aún con la sonrisa en los labios, borró el correo de Britney.
Sólo entonces sintió como le temblaron las piernas al descubrir al final de la lista de mensajes un reporte de ventas de su recién publicada novela. La primera obra impresa bajo su firma, su oportunidad de escapar del subterráneo mundo de los autores sin nombre propio. Sin atreverse aún a leer la noticia, se levantó a preparar un café. Regresó al ordenador con la taza humeante en una mano y con la mano libre presionó el ratón para abrir el mensaje: cien ejemplares vendidos en un mes; un estrepitoso fracaso que lo traería de vuelta al oscuro mundo de los autores fantasma, de los que envidian el éxito de los escritores de best sellers.
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2 opiniones inteligentes:
Esto es un ejemplo más del síndrome Jackson Browne (compositor que escribió canciones que fueron grandes éxitos en boca de otros, y cuyo único gran éxito -"Stay"- no era suya).
Lo que realmente le hace temblar a nuestro Negro son los apremiantes correos de Ana Rosa Quintana donde le pide una folletín lacrimógeno de mil páginas, con denuncia social, romance, malos tratos, consejos de belleza y recetas de cocina, todo ello con un estilo entre Faulkner y Corín Tellado.
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