-¿Quién llama a estas horas? -pregunta Bárbara, su esposa, desde el sofá.
-Tu hijo -responde el marido-. Dice que su nueva ilusión es ser presidente de un banco.
- ¡Este hijo tuyo| -exclama la madre orgullosa-. No dudo que llegue a ser un gran banquero. Aún muy pequeño ya prestaba monedas a su hermano Jeb, que cobraba luego cientos de veces.
- Solventaba la falta de liquidez a guantazos -rememora sonriente George.
- ¿Lo ayudarás? -pregunta Bárbara en el tono de súplica que mejor funciona en estos casos.
- Es una posición que requiere gran pericia y conocimientos técnicos muy específicos. Quizás pueda influir para que lo nombren presidente del Banco Mundial.
- Tú sabes, George, que ese es un puesto mediocre. Tu hijo quiere presidir un banco de los de toda la vida. Eres su padre y debes ayudarlo.
-Bárbara, por favor -intenta razonar el esposo-, los banqueros no están en mis manos. Más bien es todo lo contrario.
- Sin pensarlo dos veces, tu hijo atacó a Irak para repetir tu hazaña-replicó enérgica la mujer-. Nos ha costado caro tu capricho. No queda dinero ni para contratar a un buen presidente y casi hemos tenido que ceder la Casa Blanca a ese mayordomo de Honolulu -Bárbara tomó aire antes de finalizar su diatriba-. Ahora tienes la oportunidad de devolver el favor a tu hijo.
-Vale -respondió conciliador George-. Algo haremos al respecto.
-Tu hijo -responde el marido-. Dice que su nueva ilusión es ser presidente de un banco.
- ¡Este hijo tuyo| -exclama la madre orgullosa-. No dudo que llegue a ser un gran banquero. Aún muy pequeño ya prestaba monedas a su hermano Jeb, que cobraba luego cientos de veces.
- Solventaba la falta de liquidez a guantazos -rememora sonriente George.
- ¿Lo ayudarás? -pregunta Bárbara en el tono de súplica que mejor funciona en estos casos.
- Es una posición que requiere gran pericia y conocimientos técnicos muy específicos. Quizás pueda influir para que lo nombren presidente del Banco Mundial.
- Tú sabes, George, que ese es un puesto mediocre. Tu hijo quiere presidir un banco de los de toda la vida. Eres su padre y debes ayudarlo.
-Bárbara, por favor -intenta razonar el esposo-, los banqueros no están en mis manos. Más bien es todo lo contrario.
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-Vale -respondió conciliador George-. Algo haremos al respecto.
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1 opiniones inteligentes:
Bush en un banco? Ya sabemos quién fue el causante de la crisis.
Vote for Obama!!
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